«Las apuestas a resultado final en eventos deportivos se basan en el resultado al final de los 90 minutos de juego reglamentarios. Esta forma de apuesta es una de las más populares y simples en las apuestas deportivas, ya que solo debes predecir qué equipo ganará el partido o si terminará en empate después del tiempo reglamentario.»
Las apuestas a resultado final son las más conocidas, las que se refieren a cómo termina un partido. Entre ellas podemos encontrar las más habituales sobre victoria local o visitante y, en el caso del fútbol, el empate al finalizar los 90 minutos. Para el deporte rey, las casas suelen ofrecer, además, apuestas que incluyen dos de los tres posibles desenlaces. Por decirlo de otra forma, son apuestas a que no se produce un determinado resultado. Las combinaciones que pueden darse son las siguientes:
A estas apuestas se las llama «de doble oportunidad», y al excluir un desenlace, son muy apropiadas como coberturas. En ese caso nos servirán para asegurar un beneficio de una apuesta antes de que termine el encuentro, por lo que son muy utilizadas –y apreciadas– por los apostantes avanzados.
También dentro de las apuestas a resultado final podemos englobar las que se hacen sobre un marcador concreto: en fútbol, sobre el 1-0, 2-1, 1-3…, que son lo mismo que las populares porras que hacemos entre amigos, pero con cuotas y escogiendo cuánto dinero ponemos.
Tener en Cuenta:
Las bookies suelen ofrecer a los jugadores las posibilidades habituales, que son muy numerosas. En general, estas apuestas de marcador final suelen ser difíciles de acertar en pre-partido, pero en directo ganan mucho interés. Y, además, existen también apuestas que combinan resultados finales y marca- dores. Por ejemplo, no es infrecuente que se ofrezcan apuestas de doble oportunidad con combinaciones de marcador, del estilo victoria local –o visitante– pero que en caso de empate sin goles devuelve el dinero al apostante.
Muchas veces se ofertan como promoción, y parecen encaminadas a aliviar la decepción del apostante novel en caso de que se dé uno de esos aburridos partidos de cerocerismo desesperante, más habituales de lo deseable, en que parece que ninguno de los dos equipos quiere llevarse el choque.